miércoles, 22 de abril de 2009

Sociedad de la Informacion: ¿De qué se trata?


A los grandes términos como Sociedad de la Información, aquel universo que parece tan abstracto, cuesta darle una definición que logre explicar concretamente de qué se trata (por eso las hay en cantidades). Debería ser algo menos complejo, ya que sin tomar conciencia se vive inmerso en ella. Y se supone que nadie mejor para explicarla que su propio creador: el hombre. Pero aún así, a veces parece superarlo.

En toda generación se supo incorporar y hacer uso de las nuevas tecnologías, por eso hoy, sólo nos diferencia de nuestros antepasados, la velocidad con que advienen la incorporación de esos elementos y aún más, la velocidad y facilidad con la que logramos adaptarnos a ellos. Y más luego, la vida parece impensada careciéndolos.

La Sociedad de la Información es producto de la búsqueda del hombre por achicar las brechas. Tal vez con diversos fines, desde los económicos hasta los culturales, pero siempre queriendo estar “conectado” con el resto del mundo, hasta ese momento, desconocido y lejano.

Uno de los principales componentes de la Sociedad de la Información, es la enorme cantidad de datos e información inagotable que conforma el escenario contemporáneo. Todo está a nuestro alcance y los límites de acceso cada vez son más imperceptibles.
Los medios de comunicación son otro elemento que propicia información y crea espacios de interacción social, en donde se produce un intercambio constante de “ideas”. Entonces, las barreras geográficas se diluyen, la velocidad de intercambio de mensajes de todo tipo es insuperable. Nada parece inalcanzable: desde cualquier punto del mundo hacia su opuesto, la conexión se hace posible.

La Sociedad de la Información, como todo lo que el ser humano produce, tiene sus aspectos positivos y aquellos que no lo son tanto. Alguna vez se habrá pensado en el aprovechamiento de este intercambio fluido y veloz entre diferentes naciones, con fines tales como la educación. Pero la propia naturaleza, hace que existan partes dominantes y partes dominadas.
Por lo cual no debe descartarse el oportunismo de quienes tienen “el poder de influir en el resto del mundo”, para conducir ese hacia intereses menos solidarios. Además, esto mismo puede acentuar aún más las desigualdades entre las naciones, al contrario de difuminarlas. Sin duda alguna, la idea de “el resto del mundo”, ha cambiado desde los siglos pasados hasta la actualidad.

Seguramente ya nada es tan lejano ni tan ajeno y la humanidad se ha puesto el traje de Globalización sin poner resistencia. Habrá que confiar en la propia capacidad de la especie para aprovechar los beneficios que ofrece, y no llegar en algunos años, a lamentarse por haberlo echado a perder.

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